24.2.06

nike pregunta:
Me encontraba con Jime y Tito después de la jornada laboral leyendo algunas de sus respuestas a preguntas sin respuestas, y muy motivados por el saber que nadie mas se atreve a responder, le queremos formular cierta pregunta que nos inquieta: ¿Por qué a veces nada tiene que ver con nada de nada?

nike:
muy por el contrario, todo tiene que ver con todo. entonces, ¿cómo llegamos a percibir que a veces nada tiene que ver con nada? pues es casi muy simple. la realidad que existe más allá de nuestra piel es infinitamente compleja: átomos que vienen y van, moléculas que vienen y van, organismos que vienen y van, personas que vienen y van, comunidades que vienen y van, naciones que vienen y van, planetas que vienen y van, universos que vienen y van. por otro lado, nuestra capacidad de percibir, procesar y registrar la realidad es, en comparación, infinitamente simple. y eso que sólo estamos considerando la infinitamente escasa porción de realidad que alcanzan a percibir nuestros sentidos. en esas condiciones, nuestra única oportunidad de levantarnos por la mañana y salir a interactuar con la realidad, sin colapsar estrepitosamente, es simplificar: de la infinitud que ocurre a nuestro alrededor percibimos sólo una parte, esa parte es contrastada con lo que tenemos guardado en nuestro craneo, con ese contraste lo percibido es categorizado, ordenado, catalogado y reducido a un mísero par de cosas, ante las cuales seamos capaces de decir "ah, claro, entiendo". conclusión: la realidad es como un pez que debe ser pescado, descabezado, desescamado, fileteado, aliñado y cocido para que podamos comerlo, dejando en el proceso de ser un pez. y en estas condiciones, es casi un milagro que seamos capaces de percibir que tiene que ver todo con todo, o siquiera algo con algo. algunos dirán que esto no es más que una sarta de abstracciones, y tienen toda la razón pero es una observación innecesaria. no hay peor cosa que ver sólo la abstracción en el ojo ajeno.
atentamente,

9.2.06

david pregunta:
¿porque, a pesar de las buenas intenciones, uno termina por dejar sus blogs en el abandono?

david:
no le exijas a las buenas intenciones lo que no pueden darte. los blogs, como la mayoría de las cosas, se abandonan por 9 millones de razones. hojeando el libro de lo humano encuentro tres. una bajo la entrada "personas que no distinguen donde terminan ellos y donde empiezan los demás", en relación a cosas que hacen sólo porque ven que otros las hacen. esta entrada del libro es muy interesante, y ya volveremos alguna vez sobre ella. la segunda está bajo la entrada "personas que privilegian lo urgente sobre lo importante", y no requiere mucha explicación. la última está bajo la entrada "personas que no saben por qué hacen lo que hacen", sin embargo la entrada es tan extensa que aún con mi verborrea no sería capaz de abarcarla en el tiempo que me queda de vida.
atentamente,

7.2.06

raminez pregunta:
"¿No hay en nosotros una tendencia permanente, que enfrenta descaradamente al buen sentido, una tendencia a transgredir lo que constituye "la Ley" por el solo hecho de serlo?" (citado del cuento de Edgar Allan Poe, El Gato Negro)

edgar:
si bien no has enviado pregunta alguna, has de saber que un cierto raminez se tomó la libertad de prestarse, por no decir robarse, una que escribiste allá por los años en que estabas vivo. y bueno, que quieres que te diga, la respuesta es "no". la tendencia a transgredir la ley no enfrenta al buen sentido, pues "la ley" y "el buen sentido" están lejos de ser la misma cosa, o sinónimos, o términos relacionados, o siquiera parientes lejanos. para no extendernos menos de lo necesario, tomemos un ejemplo: la ley natural. conste que no recuerdo otro oxímoro de la misma calaña. este curioso concepto hace referencia a las leyes de la naturaleza susceptibles de ser conocidas mediante la razón. nótese que dejaremos pasar un gol desde las alturas, pues esta razón de la que hablan no es si no un complemento de la fé (esa que mueve montañas). otras reyertas para otras ocasiones. la ley natural sería simplemente un testimonio de lo posible y lo imposible, nada en lo que nadie pueda meter mano ni someter a discusión. así no más sería la cosa, y a agachar el moño mientras redactamos leyes civiles y penales que sean el más perfecto reflejo de las que dicta la santa madre. si estamos hablando de las leyes de las ciencias naturales, por ejemplo de que el ser humano no puede volar por sus propios medios, vale decir que hay imposibilidades. pero cuando se trata de las ciencias sociales, en realidad estamos hablando de una definición sobre lo aceptable y lo inaceptable, disfrazada con ropas de oveja. la naturaleza es simplemente un gran océano de opciones, y no es más que un descaro de siglos llamar ley natural tanto a la atracción gravitatoria como a la indisolubilidad del matrimonio. conste que esto último no lo dijo un fundamentalista religioso trasnochado, si no un fundamentalista religioso del más alto prestigio que oficiaba como mi profesor de antropología filosófica en 1993, además de decano de la facultad y aspirante a rector de la universidad. para mi, doctor sin militancia religiosa, las cosas son más simples: es posible que dos personas terminen con un vínculo que eligieron voluntariamente, sin que se acabe el mundo? si. es posible que dos o más personas decidan mantener relaciones sexuales, sin que importe cuantas tienen pene y sin que se acabe el mundo? si. es posible que una mujer embarazada termine con la vida de su hijo en gestación, sin que se acabe el mundo? si. son posibles las relaciones incestuosas, el canibalismo y otro montón de prácticas que han sido tabú en casi todo el tiempo y el espacio, sin que se acabe el mundo? si. es posible que se acabe el mundo como consecuencia de las conductas humanas? si. entonces pongámonos de acuerdo civilizadamente respecto a cuales posibilidades queremos aceptar, y volvamos a ponernos de acuerdo cada vez que sea necesario, pero no permitamos que unos iluminados vengan a dictar que no podemos hacer ciertas cosas posibles de hacerse pues va en contra de la ley natural. que ley ni que ocho cuartos, lo único natural acá parece ser la capacidad de algunos de imponer a los demás su propia moral y la capacidad de otros de aceptarlo sin chistar.
atentamente,

1.2.06

ameba pregunta:
¿por qué sentimos la necesidad de sentir?

ameba:
me tienta decirte que es producto de una bacteria y puedes curarte con antibióticos, pero no es así. en resumen, estás frita. creo que tiene que ver con desarrollar tolerancia a tu repertorio emocional. si consumes una droga con mucha frecuencia, cada vez necesitas una dosis mayor para sentir el mismo efecto. a eso los llamones le llaman tolerancia, y en este caso el repertorio emocional se convierte en un círculo vicioso que de tanto repetirse termina por parecernos insípido. si te sirve de pista, el primer síntoma es perder la capacidad de asombro. conclusión: la vida es como un chicle pues siempre la parte sin sabor es tan larga que olvidas si alguna vez hubo sabor. luego llegas al punto en que dices la frase 'creo que a mi vida le faltan emociones' y terminas cometiendo adulterio con un profesor de aeróbica. nada que hacer con esto, sólo se me ocurre que periódicamente te hagas ermitaña, y cuando tus emociones se hayan recargado como pilas de niquel-cadmio, vuelvas a la vida gregaria para sorprenderte con la humanidad y su capacidad de producir tanto las empanadas de ostión con queso como la invasión de Irak.
atentamente,